viernes, 15 de abril de 2011

¿SE PUEDE PEDIR MÁS?

Ya floreció el avellano
y está brotando el romero
y escondido en un manzano
hay un nido de jilguero.

Baja el río con lozanía,
canta el cuco en las laderas,
se nota que es Primavera
al orto de cada día.

Las aliagas de amarillo
rebrotan porque no hay nieve
y ese chaparrón que llueve
le pone al musgo mantillo.

Huele a genciana y a menta
que el aire lleva en su seno,
el ambiente está sereno,
la vida transcurre lenta.

Y las brisas mañaneras
dan frescura a la campiña.
el sol con su luz ya guiña
por sus cotas altaneras.

Se remangan la camisa
los mozos con mucho brío;
de mañana al ir a misa,
por la tarde al labrantío.

Las mozas peinan amores
bajo el laurel de los sueños;
con el semblante risueño
que saben poner las flores.

Se vuelve el anciano mozo,
ríe aquel que estaba triste,
hay un todo que persiste
por darle a todo su gozo.

Por los tornos del balcón
la enredadera “abrilea”
y un miruello se recrea
con los píos de su canción.

Canta el gallo entre gallinas,
muge la vaca preñada,
hay una zarza enredada
y es más verde la colina.

Se abanica el arbolado
con hojas que hacen un rito,
y hasta el mismo Dios bendito
sonríe por lo creado.

Y a la sombra de mi ser,
apacible, yo me siento
y disfruto de un momento
que debo de agradecer.

Pues no quiero pedir más,
aquí están mis alegrías,
suerte tengo si hay más días…
días de estos que Abril da.

Tinuco

sábado, 2 de abril de 2011

LOS RECUERDOS

Van con nosotros unidos
y nos han confeccionado.
No pueden ser olvidados,
pues son momentos sentidos.

Son los que han dado la forma
a nuestra esencia de ser.
Así lo debemos ver
y hasta tenerlo por norma.

Porque el recuerdo es ternura
y es valorar la existencia.
Donde se añade la ciencia,
con afán y con cordura.

Son intrínsecos valores,
tanto en el bien como el mal.
El germen de los factores
de nuestra espina dorsal.

Desde la madre lactancia,
donde la leche materna,
fue fraguando las cuadernas
que nos llevó hasta la infancia.

Esa infancia candorosa,
limpia y clara cual la luz.
Esa inquieta juventud
que al ser joven fue gloriosa.

Todo aquello fue un pasar,
era parte de la vida.
Hoy nos queda la medida
que es la de poder estar.

Por eso, porque aquí estamos.
por vivir este presente.
No hay recuerdo indiferente,
por él somos lo que somos.

Porque olvidar el pasado
es renunciar de uno mismo.
Es como romper el ismo
de todo un ente forjado.

Aunque la vida es compleja
y gira en giros cambiantes,
no ha de romper la madeja
de los hilos más constantes.

Yo quiero ser como soy
y nadie me ha de cambiar.
Y por este Mundo voy…
recordando el recordar.

De mis padres la enseñanza,
de actuar con buena fe.
Lo que quise y lo que amé,
lo que alcance mi esperanza.

En mi altar siempre seguro,
impoluto en el querer,
Sin temer que ha de traer
el incógnito futuro.

Pues aunque vivo el presente,
en su magma no me pierdo.
Pues siempre tengo latente,
todos, todos los recuerdos.

Tinuco