sábado, 1 de marzo de 2014

POR LAS SENDAS DE LA VIDA









Los rastrojos del camino
laceraron mi existencia,
forjando a la vez un signo
en el haber de vivencias.

Fui de caída en caída,
por culpa de mi ignorancia,
o quizá por arrogancia
de no medir… las medidas.

Siempre pensé que sabía
lo que tenía que saber,
¡¡cuánta ignorancia tenía!!
y ¡¡cuánto tengo que aprender!!.

¡¡Cuántos planes!! ¡¡cuántos sueños
le regalé a mis bondades!!
que se quedaron pequeños
y faltos de realidades.

Fui crédulo penitente
de mis propias fantasías,
siendo conmigo indulgente…
más allá donde debía.

Pequé con mi propio orgullo,
el tiempo lo atropellé.
ahora oigo un murmullo
que me dice que fallé.

Ahora escucho a mi razón
que se niega a darme amparo
e incluso me pide caro
el concederme el perdón.

Y hasta me hurga en la herida,
en la que yo me resiento,
quiere que pague al momento,
lo que no hice con mi vida.

Nada fue deliberado,
pero eso no me exonera,
quise ser a mi manera
y hoy debo ser flagelado.

Con el firme pensamiento
y la estable voluntad
de no concederme paz...
sin total arrepentimiento.

Para lograr esta meta
y así descanse mi mente
(será por tiempo prudente),
seré un anacoreta.

Que centrado en su existencia,
pueda lograr el valor
de ser cada día mejor,
con amor y… con más ciencia.

Tinuco