viernes, 20 de febrero de 2015

COSUCAS DE LA ALDEA










Cortó un trozo de castaño
estando luna en quebranto,
sin nudo, ni cuarteado,
que en el torno sujetado
muestra la veta de un canto.

Resguardado en el portal,
sentado en un escañuelo,
una escofina maneja,
es la labor del abuelo
que está haciendo una estorneja.

Que humedad acumulada
y años de abrir y cerrar,
la dejó hecha una trastana
y ahora suena la ventana
cuando el viento da en soplar.

Hoy está con la estorneja
ayer mismo hizo un rastrillo
y anteayer una masera,
mañana hará un carretillo…
porque le queda madera.

Mira hacia la Peña Jomo
que pone boina brumal,
y sabe bien al dedillo
que está enseñando el colmillo
un violento vendaval.

Se sabe las cuatro reglas
aunque con los dedos cuenta,
de la vida, lo preciso,
mas tiene claro el aviso
de si habrá sol o tormenta.

Filósofo por natura
y por principios prudente,
a la vez que dadivoso,
en el amor… ¡¡amoroso!!
en general… buena gente.

Hace una pausa y se atusa,
lía orondo cigarrillo
y prende con el chisquero…
¡Hala... que ya llega el aguacero
de aquí te cojo y te pillo!

Siendo ya el mediodía,
la panza quiere atracón,
súbese hasta la cocina,
donde hay caldo de gallina
con garbanzos y lacón.

Y ya sentado a la mesa,
como costumbre que él “tien”
pues dice: “ Gracias a Dios
que Él fue el que me lo dio
sin merecerlo yo… amén”

Después de una siesta corta,
se va camino del prado
para abonar y abonar,
porque prado no abonado
no da hierba que segar.

Porque tanto se concentra
en sus labores de gloria,
que casi, casi relega,
cuando de verdad le llega
la miseria perentoria.

Y por cada cosa hecha,
tres le quedan por forjar,
no le alcanza la jornada,
más deja para heredar…
el doble de su heredada.

Así es este abuelo, así,
siendo pleno en su existencia
y feliz con sus quehaceres,
pues nació con tal querencia…
para morir sin deberes.

Mientras trabaja así canta:
Yo pido para mi casa
que Dios nos dé la victoria;
en la Tierra nos de gracia
y en el Cielo mucha gloria.

La noche cierra su manto
y el hombre abre su manta
con que se tapa y calienta,
pero su mujer no es santa
y antes de dormir le tienta.

Y con el calor y tientos
la tentación es hermosa
aunque se esté jadeante,
así que todo “palante”…
que mañana es otra cosa.

Tinuco

viernes, 13 de febrero de 2015

MAÑANA ES SAN VALENTÍN










De todo hice un repaso,
hasta que di con el fin
que me dio total repuesta,
mañana es San Valentín…
donde el AMOR hace fiesta.

En postura sosegada,
junto a mi lado dormita
la dama de mis desvelos,
el deseo de mis citas…
donde las citas son cielos.

Y hago un examen profundo,
valorando los momentos
que ella de entrega me ha dado,
por cada uno entregado…
ella siempre me dio ciento.

Vuelvo a mirar su figura
que es como Virgen de Edén,
y me fijo en su respiro,
todo en ella place bien
y yo mirando suspiro.

¿Qué la regalo mañana,
que le cause admiración
de la manera más grata?
¿Quizá una televisión,
un vestido o una bata?

No es bastante, no lo es,
pues para ella más quiero,
pero un aviso me alcanza,
que si grande es mi balanza…
son muy pocos mis dineros.

Ella al pronto se despierta
y al verme a mí despejado
me hace un somero mohín.
¿Te ocurre algo mi amado? Respondo
Mañana es San Valentín.

Y no sé qué regalarte
y por eso siento un peso
que me produce dolor.
Ella responde: Mi amor…
mañana me das un beso.

Y me vuelves a decir
lo que dices cada día
como tú tan bien lo dices,
que esa será la alegría
que nos mantendrá felices
Y entre los brazos cogidos,
al placer de su calor,
pues se quedaron dormidos
en los brazos del AMOR.

Tinuco

LAS MELLAS DE FEBRERO










Las nubes se hacen coletas
mirándose en el espejo
de una Luna muy bruñida,
que de jarana y cortejo
sale para ser querida.

Es una noche de gatos,
de un Febrero fugitivo,
de fría aljófar muy clara,
se sabe muy cognitivo
de poner helero en jara.

Hay tres puntos melindrosos
que hacen guiños “trafulleros”
que parece un tiritar,
son la luz de tres luceros
que han venido a parrandear.

Un charca entre unos juncos
tiene tapa cristalina
con ribetes quebradizos,
y las rocas de la colina
en sus grietas rizan rizos.

Entre helechos y entre aliagas
de reversos plateados,
hace cueva un macareno
de jabalí, muy taimado,
que se guarece al sereno.

Unos cuervos muy medrosos,
sombras en la oscuridad,
duermen a pico escondido.
Y si algo rompe la paz…
es la del lobo en su aullido.

En una casa del valle
la luz de un candil se apaga
al cerrarse una abertura.
Afuera el frío hace llaga…
la noche se queda a oscuras.

Y en una humilde cabaña
azuza el fuego un arriero,
porque su cuerpo aterido
está esperando a Febrero
que marche como ha venido.

Tinuco